Segunda Parte
Aunque aparentemente sin conexión con el
metabolismo energético per se, las membranas celulares son una pieza clave del
rompecabezas del cáncer. Las membranas de cada una de nuestros cien mil
billones de células están hechas de ciertas grasas especiales llamadas
fosfolípidos”; organizados en forma de una capa doble, que sirve a la vez de
cubierta externa y de interfase de comunicación con el medio que rodea a la
célula viva. Las membranas son en efecto los “pulmones” de las células puesto
que a través de ellas entran y salen de manera conveniente infinidad de
substancias —desde nutrientes hasta desechos- y es dentro de su doble pared que
se encuentran insertados muchísimos receptores moleculares que responden a
hormonas, neurotransmisores y otras señales químicas.
Debido a su peculiar conformación, las membranas
citoplasmáticas permiten la difusión de O2
hacia el interior del citoplasma, y de ahí, al interior de los cientos de
mitocondrias que cada célula tiene. Los fosfolípidos que conforman las
membranas no se encuentran rígidamente ubicados en una posición como ladrillos
sino que se deslizan dinámicamente con gran flexibilidad según la célula lo
necesita. Por su analogía estructural con un cambiante cuadro formado por miles
de esferas, que cubrieran la superficie de una laguna, a este modelo que
explica el comportamiento de las membranas biológicas se le Ilama "mosaico
fluido". La espantosa dieta occidental moderna incorpora a la fuerza gran
cantidad de ácidos grasos adulterados a nuestras membranas celulares
disminuyendo su y su capacidad fisicoquímica para difundir libremente el
oxígeno hacia el interior.
A medida que progresó el siglo veinte, la
cultura occidental adoptó una dieta cada vez más cargada de azúcares simples,
harinas refinadas, grasas trans, aceites hidrogenados, peroxidados (rancios) y
con la proporción inadecuada de omega-6/omega-3.(24-26) Son
precisamente dichas grasas adulteradas las que entorpecen las propiedades
difusoras y oxigenantes de las membranas, dejando a las células en situación de
hipoxia aún cuando el oxígeno abunde en el líquido extracelular. La membrana
mitocondrial en particular es crucial en la respiración.
Fig.3 Modelo molecular de la membrana externa
(citoplasmática) de una célula y de un receptor para la insulina. 1 Molécula
receptora (marrón, naranja, azul, gris y malva). 2 Insulina (amarilla).
El receptor insulínico es una proteína trans-membranosa, es decir, está
empotrado en la bicapa lipídica exterior de la célula, 3 (amarilla y
beige) y la atraviesa. Cuando la insulina se une a la porción extracelular de
la proteína receptora detona numerosos cambios dentro de la célula que conducen
a la captación de la glucosa.
Cuando por cualquier razón se produce una
deprivación sistémica de oxígeno, las células se ven profundamente estresadas
dado que se pone en peligro su capacidad para producir la energía [ATP] de que
dependen minuto a minuto. Cuando por cualquier razón la presión parcial de
oxígeno de un tejido cae más de un 35% durante un tiempo suficientemente largo
o incluso de modo intermitente, las células de dicho tejido deben volverse
cancerosas (es decir, activar la ruta de la glucólisis) o morir asfixiadas.(27)
Visto desde una perspectiva netamente biológica, el cáncer es una
alternativa de supervivencia a corto plazo que, si bien puede terminar
destruyendo al organismo entero, garantiza unos años de sobrevida a las
condiciones adversas permitiendo que el individuo tenga tiempo de propagar sus
genes.(28)
Tener cáncer, dado que típicamente la
tumorigénesis es un proceso escalonado que tarda muchos años en desarrollarse,
no suele interferir con la reproducción de las especies. (29)
Muchos mecanismos biológicos de supervivencia priorizan la alocación de
recursos que puedan ser escasos –por ejemplo nutrientes esenciales como el
Selenio y el Zinc, o la vitamina C, la cobalamina (vitamina B-12) o el folato-
destinándolos a garantizar la reproducción.(30)
Como ya explicamos extensamente en un libro
anterior (Oncología Ortomolecular) el inicio de toda neoplasia es un intento de
reparación o sanación por parte de nuestro organismo frente a cualquier clase
de daño: heridas, fracturas, quemaduras, infecciones, radiación ionizante o
ultravioleta, etc, que puede o no ser infructuoso dependiendo de que cuente o
no con los suficientes recursos biológicos (oxígeno, vitaminas, ácidos grasos,
coenzimas, aminoácidos, oligoelementos, mecanismos intactos de reparación y
control celular, inmunocompetencia y varios otros). Tanto si escasean los
recursos necesarios, como si la herida o lesión del tejido se repite
continuamente en el tiempo perpetuando el estado de alarma o respuesta de reparación
orgánica, lo que en principio
fue una displasia o una neoplasia microscópica y asintomática
eventualmente producirá un verdadero cáncer clínico.(29)
Se ha demostrado y descrito en considerable
detalle que muchos pro cesos fisiológicos comunes de reparación, adaptación,
cicatrización, inmunización y hasta de reproducción5
implican un período de aguda proliferación celular (31)
No solo las células epiteliales (como las de la mucosa intestinal) se
reproducen aceleradamente tras una agresión.
Se ha establecido por ejemplo que ciertas
células de nuestro Sistema Inmune llamadas linfocitos convierten su
metabolismo energético a la glucólisis anaeróbica ( en otras palabras dejan de
respirar y comienzan a fermentar) durante la proliferación. Durante tales períodos, es imprescindible que
los tejidos reciban abundante oxigenación, pero más importante que dicho
oxígeno alcance a difundirse hacia el interior de cada célula. Es en este punto
donde resulta crucial que los fosfolípidos que conforman cada membrana celular
tengan la calidad adecuada, y sean suficientemente permeables a las moléculas
de oxígeno que la hemoglobina (proteína sanguínea transportadora) logre llevar
desde los pulmones hasta el líquido intersticial que baña a las células. Si
durante un período de estrés biológico y urgente reparación la oxigenación
intracelular decae por debajo de cierto umbral (exactamente <35%), las
células, para poder sobrevivir y llevar a cabo su función, indefectiblemente
adquieren un fenotipo canceroso. (32)
La hipoxia puede deberse a la anemia (hemos
cubierto este tópico en el libro BioRegeneración, donde mostramos las
evidencias descritas en varios metanálisis de que la anemia promueve y exacerba
el cáncer, incrementando de hecho la mortalidad oncológica en un 65%), pero
puede también deberse a la constante incorporación dietaria de ácidos grasos
poliinsaturados adulterados (rancios, hidrogenados, trans) que pasan a integrar
nuestras sensibles membranas citoplasmáticas y mitocondriales, deteriorando
seriamente su permeabilidad y capacidad de transferencia de oxígeno. (33-35)
Cuando las membranas de nuestras células están llenas de la clase incorrecta de
grasas, el oxígeno no puede introducirse y la célula se asfixia lentamente.(36)
"El resultado más importante y por demás
completamente inesperado de nuestra
investigación fue Ia comprobación de que la
membrana citoplasmática coma tal -
y no por las proteínas u hormonas que puedan
interactuar con ella- cumple un importante papel en el metabolismo oxidativo de
la céIuIa... Io cual pudimos corroborar incuestionablemente."
Otto
Warburg.
The
Metabolism of Tumors.
De todo ello se desprende que la calidad de
nuestras membranas celulares es un importante eslabón (el penúltimo) de la
cadena de factores que garantizan una permanente oxigenación de las células,
previniendo su asfixia (hipoxia severa) y la consecuente reacción de adaptación
defensiva que conduce al cáncer: la adopción de la glucólisis
hipermetabólica como recurso esencial de la supervivencia.
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4 Los fosfolípidos de las membranas biológicas
son: fosfatidil serina, fosfatidil colina, fosfatidil inositol y fosfatidil etanolamina. Existe además un quinto
compuesto, la cardiolipina, ubicado únicamente en la membrana interna de
las mitocondrias (constituyendo casi una quinta parte de la composición
lipídica total). (páginas 124 a 128 Terapia Metabólica del Cáncer), En
los mamíferos, la cardiolipina se localiza exclusivamente en la membrana
mitocondrial interna donde es indispensable para el óptimo funcionamiento de
varias enzimas cruciales para el metabolismo energético.
5 El proceso de la embriogénesis o formación del
embrión es sin dudas uno de los más espectaculares ejemplos de neoplasia
controlada que existen en la Biología. A partir de las células germinativas,
una intensa proliferación crea al nuevo organismo, para luego estabilizarse.
Referencias
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