martes, 7 de octubre de 2014

La crucial importancia de las membranas celulares


Segunda Parte

Aunque aparentemente sin conexión con el metabolismo energético per se, las membranas celulares son una pieza clave del rompecabezas del cáncer. Las membranas de cada una de nuestros cien mil billones de células están hechas de ciertas grasas especiales llamadas fosfolípidos”; organizados en forma de una capa doble, que sirve a la vez de cubierta externa y de interfase de comunicación con el medio que rodea a la célula viva. Las membranas son en efecto los “pulmones” de las células puesto que a través de ellas entran y salen de manera conveniente infinidad de substancias —desde nutrientes hasta desechos- y es dentro de su doble pared que se encuentran insertados muchísimos receptores moleculares que responden a hormonas, neurotransmisores y otras señales químicas.


Debido a su peculiar conformación, las membranas citoplasmáticas permiten la difusión de O2 hacia el interior del citoplasma, y de ahí, al interior de los cientos de mitocondrias que cada célula tiene. Los fosfolípidos que conforman las membranas no se encuentran rígidamente ubicados en una posición como ladrillos sino que se deslizan dinámicamente con gran flexibilidad según la célula lo necesita. Por su analogía estructural con un cambiante cuadro formado por miles de esferas, que cubrieran la superficie de una laguna, a este modelo que explica el comportamiento de las membranas biológicas se le Ilama "mosaico fluido". La espantosa dieta occidental moderna incorpora a la fuerza gran cantidad de ácidos grasos adulterados a nuestras membranas celulares disminuyendo su y su capacidad fisicoquímica para difundir libremente el oxígeno hacia el interior.


A medida que progresó el siglo veinte, la cultura occidental adoptó una dieta cada vez más cargada de azúcares simples, harinas refinadas, grasas trans, aceites hidrogenados, peroxidados (rancios) y con la proporción inadecuada de omega-6/omega-3.(24-26) Son precisamente dichas grasas adulteradas las que entorpecen las propiedades difusoras y oxigenantes de las membranas, dejando a las células en situación de hipoxia aún cuando el oxígeno abunde en el líquido extracelular. La membrana mitocondrial en particular es crucial en la respiración.






Fig.3 Modelo molecular de la membrana externa (citoplasmática) de una célula y de un receptor para la insulina. 1 Molécula receptora (marrón, naranja, azul, gris y malva). 2 Insulina (amarilla). El receptor insulínico es una proteína trans-membranosa, es decir, está empotrado en la bicapa lipídica exterior de la célula, 3 (amarilla y beige) y la atraviesa. Cuando la insulina se une a la porción extracelular de la proteína receptora detona numerosos cambios dentro de la célula que conducen a la captación de la glucosa.



Cuando por cualquier razón se produce una deprivación sistémica de oxígeno, las células se ven profundamente estresadas dado que se pone en peligro su capacidad para producir la energía [ATP] de que dependen minuto a minuto. Cuando por cualquier razón la presión parcial de oxígeno de un tejido cae más de un 35% durante un tiempo suficientemente largo o incluso de modo intermitente, las células de dicho tejido deben volverse cancerosas (es decir, activar la ruta de la glucólisis) o morir asfixiadas.(27) Visto desde una perspectiva netamente biológica, el cáncer es una alternativa de supervivencia a corto plazo que, si bien puede terminar destruyendo al organismo entero, garantiza unos años de sobrevida a las condiciones adversas permitiendo que el individuo tenga tiempo de propagar sus genes.(28)


Tener cáncer, dado que típicamente la tumorigénesis es un proceso escalonado que tarda muchos años en desarrollarse, no suele interferir con la reproducción de las especies. (29) Muchos mecanismos biológicos de supervivencia priorizan la alocación de recursos que puedan ser escasos –por ejemplo nutrientes esenciales como el Selenio y el Zinc, o la vitamina C, la cobalamina (vitamina B-12) o el folato- destinándolos a garantizar la reproducción.(30)


Como ya explicamos extensamente en un libro anterior (Oncología Ortomolecular) el inicio de toda neoplasia es un intento de reparación o sanación por parte de nuestro organismo frente a cualquier clase de daño: heridas, fracturas, quemaduras, infecciones, radiación ionizante o ultravioleta, etc, que puede o no ser infructuoso dependiendo de que cuente o no con los suficientes recursos biológicos (oxígeno, vitaminas, ácidos grasos, coenzimas, aminoácidos, oligoelementos, mecanismos intactos de reparación y control celular, inmunocompetencia y varios otros). Tanto si escasean los recursos necesarios, como si la herida o lesión del tejido se repite continuamente en el tiempo perpetuando el estado de alarma o respuesta de reparación orgánica, lo que en principio  fue una displasia o una neoplasia microscópica y asintomática eventualmente producirá un verdadero cáncer clínico.(29)


Se ha demostrado y descrito en considerable detalle que muchos pro cesos fisiológicos comunes de reparación, adaptación, cicatrización, inmunización y hasta de reproducción5 implican un período de aguda proliferación celular (31) No solo las células epiteliales (como las de la mucosa intestinal) se reproducen aceleradamente tras una agresión.


Se ha establecido por ejemplo que ciertas células de nuestro Sistema Inmune llamadas linfocitos convierten su metabolismo energético a la glucólisis anaeróbica ( en otras palabras dejan de respirar y comienzan a fermentar) durante la proliferación. Durante tales períodos, es imprescindible que los tejidos reciban abundante oxigenación, pero más importante que dicho oxígeno alcance a difundirse hacia el interior de cada célula. Es en este punto donde resulta crucial que los fosfolípidos que conforman cada membrana celular tengan la calidad adecuada, y sean suficientemente permeables a las moléculas de oxígeno que la hemoglobina (proteína sanguínea transportadora) logre llevar desde los pulmones hasta el líquido intersticial que baña a las células. Si durante un período de estrés biológico y urgente reparación la oxigenación intracelular decae por debajo de cierto umbral (exactamente <35%), las células, para poder sobrevivir y llevar a cabo su función, indefectiblemente adquieren un fenotipo canceroso. (32)


La hipoxia puede deberse a la anemia (hemos cubierto este tópico en el libro BioRegeneración, donde mostramos las evidencias descritas en varios metanálisis de que la anemia promueve y exacerba el cáncer, incrementando de hecho la mortalidad oncológica en un 65%), pero puede también deberse a la constante incorporación dietaria de ácidos grasos poliinsaturados adulterados (rancios, hidrogenados, trans) que pasan a integrar nuestras sensibles membranas citoplasmáticas y mitocondriales, deteriorando seriamente su permeabilidad y capacidad de transferencia de oxígeno. (33-35) Cuando las membranas de nuestras células están llenas de la clase incorrecta de grasas, el oxígeno no puede introducirse y la célula se asfixia lentamente.(36)



"El resultado más importante y por demás completamente inesperado de nuestra

investigación fue Ia comprobación de que la membrana citoplasmática coma tal -

y no por las proteínas u hormonas que puedan interactuar con ella- cumple un importante papel en el metabolismo oxidativo de la céIuIa... Io cual pudimos corroborar incuestionablemente."

Otto Warburg.

The Metabolism of Tumors.



De todo ello se desprende que la calidad de nuestras membranas celulares es un importante eslabón (el penúltimo) de la cadena de factores que garantizan una permanente oxigenación de las células, previniendo su asfixia (hipoxia severa) y la consecuente reacción de adaptación defensiva que conduce al cáncer: la adopción de la glucólisis hipermetabólica como recurso esencial de la supervivencia.
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4 Los fosfolípidos de las membranas biológicas son: fosfatidil serina, fosfatidil colina, fosfatidil  inositol y fosfatidil etanolamina. Existe además un quinto compuesto, la cardiolipina, ubicado únicamente en la membrana interna de las mitocondrias (constituyendo casi una quinta parte de la composición lipídica total). (páginas 124 a 128 Terapia Metabólica del Cáncer), En los mamíferos, la cardiolipina se localiza exclusivamente en la membrana mitocondrial interna donde es indispensable para el óptimo funcionamiento de varias enzimas cruciales para el metabolismo energético.
5 El proceso de la embriogénesis o formación del embrión es sin dudas uno de los más espectaculares ejemplos de neoplasia controlada que existen en la Biología. A partir de las células germinativas, una intensa proliferación crea al nuevo organismo, para luego estabilizarse.

Referencias

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